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viernes, 10 de abril de 2015

La caza del carnero salvaje, Haruki Murakami




Título original : Hitsuji o meguru boken

Año de publicación : 1982

Título en português : Caçando carneiros

Año de esta publicación : 2001

Editora : Estação Liberdade

Traducción : Leiko Gotoda




Hay muchos hombres (incluso conozco algunos) que cultivan una fijación por los pies femeninos, ya nuestro narrador encuentra la belleza en las orejas de su chica; desde ese detalle aparentemente nimio ya se puede visualizar una diferencia en la óptica de Haruki Murakami. Además, claro está, mantiene las características marcadas de su escrita : gatos, cocina, buena –muy buena- música, y esa aparente sensación de vacío que imprime en sus personajes, pero que en realidad son presentados con el devenir de la trama de una manera muy detallada, muy interna, desde lo más profundo de ellos, con sus sentimientos, filias y fobias expuestas a nosotros. Solitarios, son desmenuzados al punto de encontrar algunos aspectos de ellos en mí, y en algunos de los de mi entorno. Desde ésta obra digamos antigua de Murakami demostraba aquella extraña habilidad al explorar las sutilezas y evocar las diversas emociones con una escrita seca, pero atractiva, por lo directa que llega a ser.

El frio curitibano ayuda: fuerte viento frio y lluvia por doquier, y no sé si es la trama o el clima de donde estoy –quizá sean ambas cosas- pero el gélido momento al que acostumbra estar nuestro narrador lo siento como lector. Como si al abrir las páginas del libro se desprendiese de él un clima especial. No es desagradable. Tampoco es floro barato. Es un rico y extraño frio.

Desde la movida metrópoli que ya era Tokio, hasta las lejanas, solitarias y gélidas montañas de Hokkaido, los ambientes mudan, mas no el ritmo de la obra. Una de las virtudes que encuentro es justamente esa cadencia con que cuenta la historia. De a pocos va presentando hechos digamos normales hasta que de pronto aparece algo fortuito, que no debería estar ahí, pero está, como aquel diferente carnero en el afiche con la estrella en el lomo, interesando de a pocos, seduciendo, hasta envolver totalmente; engancho desde un inicio con la trama.

El desdén por la vida del Dr. Carnero y su aislamiento en un cuarto del Hotel Delfín; el fortuito desaparecimiento de la novia del narrador; el suicidio de la joven sin nombre al inicio del libro; el pintoresco personaje de La Rata, amigo de nuestro narrador; el misteriosos hombre del terno negro que contacta al narrador para encontrar al hombre-carnero, y el propio narrador, todos tan diferentes entre sí, y al mismo tiempo iguales en los diversos misterios que ellos llevan consigo.

Coqueteando con lo fantástico el autor llega a recrear un ambiente donde lo insólito es verosímil, en ningún momento parece nada forzado, y, de a pocos, al igual que al personaje principal y a su novia nos va insertando en ese momento donde el mundo alternativo -donde por ejemplo habita su amigo La Rata- y el que se cree real se juntan, obteniendo grandes trechos. Al igual que en el preámbulo el placer de la lectura es total; si tuviese que escoger algunos libros para llevarlos conmigo a otro país –aunque me llevaría toda mi biblioteca, o al menos trataría- me llevaría éste, y su secuela. 





Incomoda un poco encontrar las diversas marcas que el narrador consume. Pareciera innecesario, pero creo que es justamente eso lo que él quiere señalar: ese consumismo feroz del que ya estaban habituados los japoneses de la década de los 70’s. Muy parecida a la realidad peruana y brasileña actual, consumismo total. 

Al igual que “¡Baila! ¡Baila! ¡Baila!”, aquella secuela que mencionaba, ésta es una obra donde lo detectivesco va de la mano con lo psicológico, todo muy bien amalgamado, que por momentos podría apreciarse cierto desgano y conformismo en los personajes; nada más alejado de la verdad, pues a pesar de su pasividad todos ellos siempre están en una constante búsqueda por ese algo que desconocen. No mermó en mí el hecho de haberlos conseguido y leído de una manera no cronológica, intenté abordarlo como una precuela, y no estuvo nada mal. Ambas obras son de lo mejor hasta ahora de lo que conozco de Murakami, el famoso (Ryu lo es menos) reforzando en mí aún más aquel halo de felicidad que sus más fervientes seguidores sienten con la sola mención de su nombre, atentos a cada mes de octubre, dispuestos a celebrar algo que ellos –con más obras de él devoradas- ciertamente están seguros de ser un título muy merecido. 






South of the border - Nat King Cole 

Según Wikipedia el gan Nat King Cole nunca grabó este tema que es el que el narrador de la presente novela escucha en un viejo tocadiscos (pág. 269). Pero en youtube encontré esta versión hecha por un fan del cantante. Hasta en eso vierte misterio Murakami. 

2 comentarios:

Raquel Bazán dijo...

Un placer volver a leerte, amigo. Siento pena al decirte que no he leído a Murakami. Pero como gracias a tus comentarios leí anteriormente muy buenos cuentos y libros, no queda más que entrarle a este infinitamente nobelable autor. Te invito a mi nuevo blog en la siguiente dirección:
raquearm.blogspot.com
Estoy de inicio.Espero te guste.Un abrazo.

Manolo Malpartida dijo...

Hola Raquel,

Ya tendrás tu primera vez com el bueno de Haruki. Me atrevería a recomendarte sus primeras obras pues pareciera que luego del boom en el que se transformó como que no ha podido lograr el mismo efecto que causan sus libros más antiguos. Aunque no haya leído mucho de él esa es la impresión que tengo. Algo parecido con lo que -creo- sucede con Vargas llosa en ese ámbito.

Qué bueno saber de ti después de algún tiempo. Ya entraremos a tu nuevo espacio.

¡Abrazo!